sábado, 13 de diciembre de 2008

HEIDEGGER Y EL NACIONALSOCIALISMO: LA POLÍTICA COMO ARTE | Adolfo Vásquez Rocca

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Heidegger, Nietzsche y el Nacionalsocialismo

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Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Introducción

Nietzsche y Heidegger: El Nacionalsocialismo


1.- La subida de Hitler al poder.


Hubo manifestaciones sobrecogedoras del nuevo sentimiento de comunidad, juramentos de masas bajo bóvedas iluminadas, hogueras de regocijo en las montañas, discursos del Führer en la radio; y la gente se congregaba con vestido de fiesta en las plazas públicas para escucharlos, así como en el aula de la universidad y en las cervecerías. En honor de la toma de poder se ofrecieron cánticos corales en las iglesias. El superintendente general Otto Dibelius, el 21 de marzo de 1933, el “día de Potsdam”, dijo en la iglesia de San Nicolás: “Por el norte y el sur, por el este y el oeste sopla una nueva voluntad de Estado alemán, hablando en términos de Treitschke, la añoranza de no renunciar por más tiempo a “una de las sensaciones más elevadas en la vida de un hombre, a saber, la mirada al propio estado”. Sebastián Haffner, testigo directo, dice que es difícil reproducir el sentimiento de aquellas semanas. Este sentimiento constituyó la auténtica base del poder para el venidero Estado del Führer, “Fue -ni podemos decirlo de otra manera- un sentimiento muy difundido de redención y liberación de la democracia.” Ese sentimiento de alivio por el final de la democracia no se reducía a los enemigos de la república. Ni siquiera la mayoría de sus defensores veían ya en ella la capacidad de superar la crisis. Era como si se hubiera disipado un hechizo paralizante. Parecía anunciarse algo realmente nuevo: un dominio del pueblo con un caudillo y sin partidos, un Partido del que se esperaba que por dentro unificara de nuevo a Alemania y hacia fuera la hiciera consciente de sí misma. Incluso en los observadores más distanciados de los hechos se despertó la idea de que Alemania había vuelto a sí misma, a su propia casa. El “Discurso de la paz” de Hitler, el 17 de mayo de 1933, donde declaraba que “el amor y la fidelidad sin límites al propio pueblo” incluyen el “respeto” a los derechos nacionales de otros pueblos, tuvo su repercusión. El Times escribió: Hitler ha “hablado efectivamente en favor de una Alemania unida”.


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Dr. Adolfo Vásquez Rocca



En este discurso del 17 de mayo de 1933 fue una obra maestra de propaganda engañosa, que conmovió al pueblo alemán profundamente. Lo unificó tras su jefe, junto con causar una impresión favorable y profunda en el mundo exterior. El presidente Roosevelt había pedido el desarme y Hitler lo había aceptado. Decía que Alemania no quería guerra y no tenía la menor intención de germanizar a otros pueblos. El mundo estaba encantado, Hitler hablaba con mesura y claridad. Pedía un trato igual a otras naciones. El 14 de octubre a Alemania se le niega la igualdad de derechos por parte de otras potencias. Como consecuencia, se retira de la Conferencia de Desarme y de la Sociedad de las Naciones.

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Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Hitler disolvió el Reichstag y anunció que sometería a plebiscito la retirada de Alemania de Conferencia de Ginebra. Desde ese momento el país intentaría rearmarse en franco desafío a cualquier tratado de desarme y al de Versalles. Se estaban produciendo violaciones al acuerdo. Las naciones aliadas no adivinaron lo que se estaba construyendo en Alemania. El 95% del pueblo aprobó la retirada. El 26 de enero de 1934 se anunció la firma de un pacto de no agresión, por 10 años, entre Alemania y Polonia. En un año en el poder de Hitler había terminado con la República de Weimar; había logrado la dictadura personal; destruido los partidos políticos, menos el nazi; borrado los gobiernos estatales y sus parlamentos; había unificado el Reich; destruido sindicatos; suprimido asociaciones democráticas; expulsado a judíos de la vida pública y profesional; abolido la libertad de palabra y de prensa y anulado la independencia de tribunales la política. Además, la economía y la cultura estaban bajo reglas nazis. Las SA contaban con 2 millones de hombres. Roehm quería que fueran la base del ejército. Hitler no quizo ofender a la oficialidad y rehusó la idea. Altos oficiales aceptaron a Hitler como sucesor de Hindenburg, que estaba a punto de morir, a cambio de que él calmara las ambiciones de Roehm y de reducir a la SA. El trato sellaba la dictadura verdaderamente suprema.

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Adolf Hitler en Weimar se hizo fotografiar frente al busto de Nietzsche. Richard Oehler, primo de Nietzsche y colaborador de Elisabeth Foerster en el Archivo, hizo reproducir la fotografía en el frontispicio de su libro Nietzsche y el porvenir de Alemania. En esta obra intentó mostrar el acuerdo profundo entre la enseñanza de Nietzsche y de Mein Kampf [Mi lucha]. Reconoce, es cierto, la existencia de pasajes de Nietzsche que no serían hostiles a los judíos, pero concluye:

Lo que más nos importa es esta advertencia: “¡Ni un judío más! ¡Cerrémoles nuestras puertas, sobre todo hacia el este! (...) Alemania tiene ya su buen número de judíos, el estómago y la sangre alemanes deberán padecer largo tiempo antes de haber asimilado esa dosis de ‘lo judío’; no tenemos la digestión tan activa como los italianos, los franceses, los ingleses, que pasaron por el trance de manera mucho más expeditiva”. Obsérvese que esto es expresión de un sentimiento más general que exige que se lo escuche y que se actúe en consecuencia. “¡Ni un judío más! ¡Cerrémoles nuestras puertas, sobre todo hacia el este (incluida Austria)!”. He aquí lo que reclama el instinto de un pueblo cuyo carácter es todavía tan débil y tan poco marcado que corre el riesgo de ser abolido por la mezcla con una raza más enérgica.


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Adolfo Vásquez Rocca


2.- La apropiación de Nietzsche por parte de ideólogos del nacionalsocialismo


No se puede dejar de considerar los intentos de apropiación de Nietzsche por parte de ideólogos del nacionalsocialismo como Alfred Baeumler. Semejante apropiación no dejaba de discutirse precisamente entre los ideólogos fuertes del nazismo. Ernst Krieck, por ejemplo, previene sarcásticamente frente a una adaptación de Nietzsche: “En resumen, Nietzsche era enemigo del socialismo, y lo era también del nacionalismo y del pensamiento racial. Si se prescinde de estas tres direcciones intelectuales, quizás habría podido salir de él un nazi destacado”.

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NIETZSCHE Adolfo Vásquez Rocca

Nietzsche quería derribar la metafísica tradicional partiendo de una frase profundamente metafísica, que según la formulación de Schelling dice así: “Querer es ser original”. Nietzsche no entiende la voluntad como aquella tradición que llega hasta Schopenhauer. Para él la voluntad no es deseo, impulso indistinto, sino un “poder mandar”, una fuerza para hacer que crezca el ser. “Querer en general es lo mismo que querer ser más fuerte, querer crecer.”


Respecto de la adhesión de Heidegger al nacionalsocialismo, y para no incurrir en simplificaciones banales, baste recordar las palabras de la "Introducción a la metafísica", basada en una lección que dictara el año 35 en la Universidad de Friburgo, y que se publicara el año 53, donde contrasta la "verdad y grandeza" del movimiento nacionalsocialista con la miseria de su aparición histórica: "Lo que hoy se ofrece por todas partes como filosofía del nacionalsocialismo -pero que no tiene absolutamente nada que ver con la interior verdad y grandeza de este movimiento (a saber, el contacto entre la técnica planetariamente determinada y el hombre moderno)- hace su pesca en esas turbias aguas de 'valores' y 'totalidades'". Ello nos hace ver que Heidegger se adhirió a una suerte de "nacionalsocialismo privado", de acuerdo al cual, y como dice ese mismo texto, él estaba convencido de que a Alemania le correspondía la misión de superar el "oscurecimiento mundial", suscitado principalmente por el dominio de las grandes potencias, Estados Unidos y Rusia, que, metafísicamente consideradas, son lo mismo: el imperio raso de la técnica que aplana y uniformiza todo lo humano. Estas potencias equivalen a: "... la misma furia desesperada de la técnica desencadenada y de la organización abstracta del hombre normal. Cuando el más apartado rincón del globo haya sido técnicamente conquistado y económicamente explotado; cuando un suceso cualquiera sea rápidamente accesible en un lugar cualquiera y en un tiempo cualquiera; cuando se puedan 'experimentar', simultáneamente, el atentado a un rey, en Francia, y un concierto sinfónico en Tokio; cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos; cuando el boxeador rija como el gran hombre de una nación; cuando en número de millones triunfen las masas reunidas en asambleas populares, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar todo este aquelarre, como fantasmas, las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y después qué?".

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Heidegger por Adolfo Vásquez Rocca - Heidegger Ser y Tiempo

A mi juicio, únicamente dentro de este contexto global del oscurecimiento mundial que detecta Heidegger en su época, y que de distinta forma detectaron también mentes brillantes como las del filósofo e íntimo amigo de Heidegger, Karl Jaspers, como también Ortega y Gasset, Oswald Spengler, y otros por aquellos años, corresponde entender las palabras que cita Farías de la Conferencia en Bremen del año 45: "La fabricación de cadáveres en las cámaras de gas y la transformación de la agricultura en industria alimenticia son en esencia lo mismo". Ello sólo puede ser entendido en el contexto del pensamiento heideggeriano sobre la técnica, que acaba por suscitar que las cosas se muestren bajo su dominio nada más que como algo dispuesto, listo para ser utilizado, aprovechado y consumado. Como dice en la carta sobre el "humanismo", no sólo las cosas se presentan al modo de la mera disposición, sino también el propio hombre que aparece entonces como "material humano". Y esto tiene hoy no solamente validez en función de que al ser humano se lo ve normalmente nada más que como especialista, funcionario o empleado, sino que hasta la posibilidad de la manipulación genética como de la clonación humana apuntan de modo impresionante en la misma dirección. Es cierto que la cita de la Conferencia de Bremen suena a algo tremendo, pero ello dista mucho de insinuar, cierta "inhumanidad" (y agregaría hasta "monstruosidad" de Heidegger).

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3.- Heidegger menciona motivos racionales. Pero no menciona su entusiasmo revolucionario.


Lo que sucedió con la conquista del poder por parte de los nacionalsocialistas significaba para Heidegger una revolución; era mucho más que política, era un nuevo acto de la historia del ser, un cambio de época.


Pasemos ahora a Heidegger. Este sigue a Nietzsche en la crítica del idealismo, y también en el “permaneced fieles a la tierra”. Pero precisamente en este punto critica a Nietzsche y le echa en la cara que su filosofía de la voluntad de poder no ha permanecido fiel a la tierra. Para Heidegger “permanecer fiel a la tierra” significa: no perder el ser a través de la implicación en el ente. Nietzsche, dice Heidegger, partiendo del principio de la voluntad de poder, lo introduce todo en el círculo del hombre que valora. El ser, con el que tiene que habérselas el hombre y que él mismo es, se considera enteramente como un “valor”. El ser se disuelve falsamente en el hecho de que en cada caso tiene “valor” para el hombre. Nietzsche quería animar al hombre para sí mismo, erigirlo. Heidegger dice: de ahí no ha surgido solamente un erigirse, sino además una rebelión; una rebelión de las técnicas y de las masas, que ahora a través del dominio técnico se convierten completamente en lo que Nietzsche llamó los “últimos hombres”, los cuales, “parpadeando”, se establecen en sus moradas y en su pequeña felicidad, y con suma brutalidad se defienden contra toda merma de su seguridad y sus estados de posesión. “El hombre se entrega a la rebelión”, dice también Heidegger mirando al presente de Alemania; “el mundo se convierte en objeto... La tierra misma sólo puede mostrarse como el objeto del ataque... La naturaleza aparece por doquier... como el objeto de la técnica”. Según Heidegger, todo está delineado ya en Nietzsche.

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Adolfo Vásquez Rocca


Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. – Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Ha publicado recientemente el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.

Ver:


EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE MARTIN HEIDEGGER Por Adolfo Vásquez Rocca


Revista Observaciones Filosóficas - Martin Heidegger y la política

Revista Observaciones Filosóficas - Heidegger; palabra, silencio


SLOTERDIJK, HEIDEGGER Y NIETZSCHE; FILOSOFÍA Y ANTROPOLOGÍA

ARTE Y FILOSOFÍA: HEIDEGGER Y SARTRE Por Adolfo Vásquez Rocca


Heidegger; Notas sobre Hölderlin y Trakl


DEL HUMANISMO DE SARTRE AL ‘ANTI-HUMANISMO’ DE HEIDEGGER Por Adolfo Vásquez Rocca



LA POLÍTICA COMO ARTE; 'BELLEZA' CONVULSIVA Y PROYECTO NACIONALSOCIALISTA Por Adolfo Vásquez Rocca


ARQUITECTURA, DISEÑO Y FILOSOFÍA EN HEIDEGGER; "CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR Por Adolfo Vásquez Rocca


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